45. No entre al trapo de los trolls que comentan que tirarían a su bebé (perdón, a su erizo) al agua, como hizo Iker Casillas. No se ponga usted a la altura del comentario hiriente, sobre todo por una simple razón: es justo lo que espera quien lo hace.
A pesar del bajón en el mercado de bienes raíces de la isla, Prouty dijo en una reciente conferencia de prensa que las 312 unidades del edificio habían sido vendidas. El Departamento de Desarrollo Económico y Comercio de Puerto Rico indicó que Prouty planea agregar otros 252 departamentos, 6,645 metros cuadrados (50,000 pies cuadrados) de espacio para locales comerciales y un parque público, en un proyecto de expansión de $114 millones “en el corazón de Santurce”, una ubicación que hasta hace poco nadie hubiera promovido.
Eso es al otro lado del Paseo del Violón. En este, de vez en cuando, cruza justo por debajo un LAC, un ‘rojo’ y algún ‘verde manzana’. De estos últimos, autobuses metropolitanos que llegan desde los pueblos del sur, varios giran a la derecha y se introducen en la calle Antonio Dalmases. Otros siguen para doblar después del Palacio de Congresos. El edificio Príncipe también dobla una esquina, la de Antonio Dalmases, precisamente, y recorre parte de esa calle. Ahí se encuentra el portal de acceso al Príncipe. Y ahí justo se detienen.
Las ayudas a la compra de vehículos eléctricos que el Gobierno lanzó antes del verano empiezan a notarse en las ventas del sector, muy lentas en España, que aún dormitan en un 1,5% de cuota de mercado. Sin embargo, las matriculaciones de coches 100% eléctricos, enchufables a un punto de recarga, aumentaron casi un 74% en septiembre respecto al mismo periodo del año anterior, según cifras de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac).
39. Si aparece en la foto con un puñado de personas, pregúnteles antes de subirla. Tal vez los padres de Bradley Cooper pensaban que su hijo iría a visitar a la abuela en la noche de los Oscars y tuvo que venir Ellen a descubrir la mentira de la que de ninguna otra manera esos señores se habrían enterado.
Asomarse a mediodía al balcón de la casa de Manuel Arca, ubicado en la sexta planta del edificio Príncipe, es como hacerlo a la autovía de la Circunvalación en hora punta. Dan ganas de volver al salón, cerrar la ventana y marcharse al monte. El ruido de tráfico es persistente. Hay momentos en los que cuesta entender lo que dice alguien que está a medio metro. El trasiego de coches es continuo. Pero quizá no es lo peor. El ir y venir de vehículos largos de todos los colores es constante. Enfrente nunca hay menos de tres autobuses detenidos recogiendo o dejando viajeros. El pico más alto es de seis.