El fotógrafo nos dijo que esta era una prueba para exprimir los coches al máximo y no nos hemos cortado un pelo. Él se refería a la sesión de fotos, claro. Pero tanto a los coches como a los probadores de AUTO BILD esta comparativa nos ha venido fenomenal para salir de nuestra rutina de asfalto. Puede que esto no sea políticamente correcto, pero además de para pasarlo de miedo nos ha servido para demostrar que estos mastodontes no son mancos fuera de la carretera.
Esto está cambiando. La proliferación de cámaras y radares embarcados permite que los coches sepan en todo momento qué sucede a su alrededor y puedan adaptar su comportamiento a aquello que les rodea. Los sistemas de control de crucero activo, asistencia al aparcamiento y avisos de cambio de carril, de presencia en el ángulo muerto, de posibilidad de choque frontal y de presencia en los laterales al dar marcha atrás ya se están generalizando. Todo ello nos lleva a un futuro presidido por la conducción autónoma.
Por su parte, el BMW demuestra cómo se hacen las cosas de verdad. El cambio automático ZF de ocho velocidades funciona de maravilla y encaja a la perfección con el temperamental motor de 3,0 litros.
El interior del Mercedes parece menos espacioso que el del X5, pero lo cierto es que el ML solo es un poco más pequeño en la parte de delante y dispone de algo más de espacio en la segunda fila. Se nota, sobre todo, en los dos centímetros extra que ofrece a lo ancho.
Sin duda, mecánicamente el X5 le toma la delantera al Jeep y al Mercedes. El suave seis cilindros con 258 CV que monta no solo gira con suavidad y demostrando mucho poderío, sino que, con sus 8,7 litros de gasto medio, es el que menos consume, porque el ML y el Grand Cherokee se ponen en 9,2 y 9,8 litros, respectivamente.
ver galeríaBajo la marca Axela, Mazda presenta la version híbrida del Mazda 3. Pero si hay un tema central en los dos últimos años en los coches japoneses es el de la seguridad activa. Las marcas ya han conseguido que los coches reaccionen ante determinadas circunstancias (con el ESP, por ejemplo, o adaptando la respuesta de la dirección y la suspensión) pero, hasta ahora, todas las respuestas estaban basadas en la comparación de las mismas con los parámetros propios.