Por su parte, para incentivar la ayuda a los autónomos y PYMES, el Plan PIMA Aire tendrá una dotación de 10 millones de euros para incentivar la renovación del parque de vehículos comerciales.
Una vez transcurrido ese periodo de meritocracia y con el beneplácito del Estado cubano en forma de autorización –también conocida como ‘La carta’–, el ciudadano ejemplar utilizaba el dinero ahorrado durante su estancia en el extranjero en la adquisición de un vehículo de segunda mano –procedente de alquiladoras o del parque móvil del Estado– o de la industria automovilística soviética (Lada).
Este motor está equipado con sistema de inyección por conducto común, mejorado con alta presión para generar más impulsos de inyección, hasta diez por ciclo, y hacer de la combustión un proceso más limpio. Por supuesto, el 1.6 CDTI está sobrealimentado por un turbocompresor de geometría variable.
Es un motor muy agradable de conducir, entre otras cosas porque pese a mostrarse un tanto perezoso a bajas vueltas (no responde antes de las 2.000 rpm, en el punto en el que alcanza su par máximo), sí es muy progresivo en todo su rango de revoluciones, especialmente al movernos en torno a las 2.500 rpm. La potencia máxima la entrega a 4.000 rpm, pero a partir de 3.500 rpm se apaga. Con lo cual no es demasiado flexible y el rango de revoluciones que tendremos para movernos siendo efectivos es bastante corto, lo habitual en un diésel de esta naturaleza. Aún así, me gustaría destacar una vez más la suavidad y la progresividad cuando jugamos entre las 2.000 y esas 3.500 rpm.
En el Zafira Tourer, en cambio, ha tenido que recurrirse a un sistema más sofisticado, aunque muy común desde hace años, sobre todo en transporte pesado. El sistema BlueInjection de Opel es capaz de neutralizar buena parte del NOx procedente de los gases de escape gracias a un tratamiento mediante un fluido denominado AdBlue, basado en una solución acuosa de urea. Este sistema, aunque necesario, es más complejo que el anterior y requiere de una recarga periódica.
Como también es abundante la presencia policial en cada rincón, en cada calle, en cada carretera. Lógico que en las autovías todos los cubanos respeten los límites de velocidad y las normas, y aun así muchas veces se producen multas por ‘apreciación’ del agente [es decir, por el artículo 33] o por el ‘bastón’ [cinemómetro] a falta de radares fijos. Y las multas por exceso de velocidad equivalen a 36 CUC [26,30 euros], un dineral para el pueblo cubano. Aunque siempre queda el recurso de “Tíreme un cable, agente”, una forma sutil de sugerir la ‘mordida’… Nada nuevo bajo el sol.