Es el caso de la iniciativa conocida como ‘couchsurfing’ que desde hace una década y en la que los usuarios ofertan su sofá, cocina y/o una visita guiada por la ciudad. “Las ideas ‘low cost’ han favorecido este tipo de economía compartida porque se ahorran costes a partir de la reducción de servicios prescindibles. Si voy a casa de alguien me ahorro muchos servicios de los que no disfruto en un hotel. Yo necesito un lugar donde dormir y en un hotel te cobran por muchas más cosas que por eso”, confiesa Ulises Eguílaz, un consultor madrileño que lleva viajando por Europa de “sillón en sillón”. “Responde más a una filosofía de vida que a un ahorro económico, pero el nivel de satisfacción es muy alto y raramente hay problemas”, añade.
Una plaza muy monumental. Son las diez y media de la maana cuando entramos en la plaza del Obradoiro, llamada as desde que fue el taller (obradoiro, en gallego) de los canteros que trabajaron en la construccin de la Catedral. La atencin se reparte entonces -es decir, se dispersa- entre los grupos de personas que se desperdigan por la gran plaza rectangular y el entorno monumental que los enmarca. A un lado, la Catedral, con la fachada barroca que, con planos de Fernando de Casas Novoa, fue construida en el siglo XVIII con el doble fin de acentuar la monumentalidad del edificio y proteger la fachada romnica de una agresividad climtica que ya haba acabado con la policroma del Prtico de la Gloria. Por desgracia, la fachada est actualmente rodeada de andamios. Enfrente, al otro lado de la plaza, el imponente palacio de Rajoy, residencia de la Presidencia de la Xunta de Galicia y del Ayuntamiento de Santiago, mandado construir por el arzobispo compostelano Bartolom de Rajoy para destinarlo a Seminario de Predicadores. Con proyecto del arquitecto francs Franois Mansart, las obras se ejecutaron entre 1766 y 1772. La gran fachada neoclsica se remata con un gran frontn triangular que alberga un gigantesco altorrelieve en mrmol blanco que representa la batalla de Clavijo y en cuyo centro campea la imagen de Santiago a caballo y con la espada en la mano. Sobre el vrtice superior del frontn, en el remate del edificio, campea otra imagen de Santiago Matamoros, obra del escultor gallego Jos Ferreiro. A la izquierda del palacio y formando ngulo recto con l, se despliega la sobria fachada plateresca del edificio tal vez ms bello de la plaza, el del hospital que mandaron construir los Reyes Catlicos y que hoy lleva su nombre, asociado al de un hotel de lujo. En fin, enfrente, aunque no cerca, otro bello edificio, el palacio de San Jernimo o San Xerome, sencillo y elegante, al que confiere carcter su bella portada, con el doble arco de medio punto que gravita sobre un capitel colgante. Es la sede del Rectorado de la Universidad compostelana.
Para algunos peregrinos, sin embargo, a su viaje le falta todava medio centenar de kilmetros, pues proseguirn hasta Finisterre, donde, desde el cabo donde los hombres de otras pocas crean que se terminaba el mundo, arrojarn alguna prenda gastada, como remedo de viejos ritos que tienen ms que ver con la magia que con la religin. Este eplogo prueba el sincretismo del Camino como fenmeno de masas.
Las empresas y particulares dedicados a ello y las iniciativas, más o menos románticas, florecen, sobre todo desde que estalló la crisis financiera guiadas por una generación con persistentes tasas de desempleo y que ha aprendido que el trabajo para toda la vida es un vago recuerdo de sus abuelos y que ahora lo que se lleva son los minitrabajos con los que ganarse la vida. La idea de alquilar habitaciones, casas o sillones, compartir objetos, cuidar mascotas, compartir coche… no es estrictamente novedosa, pero catalizada por las nuevas tecnologías, se ha convertido en un fenómeno que hace pensar que la economía compartida ha llegado para quedarse.
Diez curvas más abajo, nos queda otro santuario gastronómico, El Corralón del Indianu, con Jose Antonio Campoviejo y sus tortos, su merluza, sus corderos, y sus bombones de cabrales. Todo queda dicho…
Peregrinacin acreditada. Decidimos posponer el festejo de los encuentros para despus de la misa, que comienza a las doce, y tratar de conseguir antes las certificaciones oficiales que se dispensan a los peregrinos. Para ello hay que buscar dos lugares, que estn cercanos a la plaza y prximos entre s. Uno es la consigna, para dejar en ella las mochilas, pues no se permite el acceso a la Catedral con ellas. Tras depositar las nuestras, acudimos a la Oficina de Acogida al Peregrino, donde se entregan las certificaciones oficiales. Es preciso guardar cola, aunque, por suerte, no demasiado larga a esta hora. En pocos minutos accedemos al mostrador, atendido por un grupo de voluntarios, la mayora jvenes. El peregrino debe aportar su credencial, que habr debido obtener antes de iniciar el Camino para ir sellndola a lo largo del recorrido en los lugares autorizados para ello: en los albergues u otros lugares de pernoctacin, desde luego, pero tambin en sitios tan diversos como capillas o bares. Cumplido ese requisito, podr optar a recibir dos certificaciones: la Compostela y el Certificado de Distancia.